domingo, 1 de agosto de 2021

CccCuento dedicado a Fran Parejo, David Parserisa y Jaconor. Y a todos lo que creen en que vivimos en una granja- prisión 3D. Esta es la historia del MANcito, un hermoso canario y el mas feliz del mundo, el vivía en su jaula de oro en la casa de su amo Teodoro. Tenia su sombra, su sol, su agua, su comida, su columpio, y lo mejor el amor de la familia, que mas podía pedir? mas que ser feliz por la gratitud de tanta dicha gratuita. Su lugar habitual era el comedor, pero aveces lo ponían en el parió de luz, en el patio de afuera, o en el frente. 4 lugares. Hasta lo llevaban a la casa quinta. Lo cual para MANcito era como tocar el cielo con la manos. Feliz y alegre llenaba la casa con su glorioso canto, todo el dia, era el orgullo de la familia y la envidia de los vecinos. Pero algo le sobraba. Ocurría que solía ser visitado por tres pájarones de raza indescifrable que procuraban comer cualquier semilia que cayera de su comedero, ellos eternos muerto de hambre, bien podrían aprovechar pues carecian de un amo tan generoso. Poco a poco entablaron amistad, ellos envidiosos, malandras y muy charlatanes le llenaron la cabeza, pues le hablaron de " libertad" del cielo, de arboles, de campos infinitamente grandes, de aventuras, le hablaron de sexo. Lo cual enloqueció a MANcito era un esclavo y no lo sabia!, estaba preso! Ellos lo despertaron. Ya no miraba con amor a su amo y comenzaba a odiarle, dejo de cantarle. Hasta un día los pájarones trajeron sus parejas e hicieron el amor delante de el. "Mira de esto te estas perdiendo" le dijeron "y de la libertad y del derecho de ser tu mismo". Y así comenzaron a planear su escape. Le ayudarían por pura solidaridad... Trataron de abrirle la puerta pero fue inútil. Entonces le dijeron que podría escapar cuando le aceaban la jaula. Cosa que debía ocurrir en poco tiempo. Y así fue su huida de su paraíso. Fue un segundo luego de que le retiraron la comida conjuntamente con la mano salio el. Y por el techo abierto del patio de luz escapó de Teo. De su jaula de oro. De su comodidad y todo por la ignorancia de su dicha y buena fortuna y por las habladurías de unos charlatanes que le estimularon el deseo de aventuras en libertad total. El cielo lo lleno de adrenalina, estaba eufórico, subió bien alto, luego cansado por la falta de costumbre, divisó un árbol enorme para poder descansar y se poso en una rama. No estuvo allí ni un segundo cuando apareció un cóndor y de un solo picotazo se lo engulló. Inmediatamente aparecieron los dos pájarones y el Cóndor les retribuyó con el beneficio acordado y fueron por otros incautos. Y al que le quede el poncho se lo ponga.

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